Y en mi camino tropecé con la espiritualidad.

Y en mi camino tropecé con la espiritualidad.

!Vil parlanchina, tramposa consejera!

Hablé de paz sin sentirla, hablé de amor sin amar.

Sonreí amigable sin ser mi propio amigo.

Humildad, dije, aparentando que soy humilde.

Ser un maestro me era una monstruosa ilusión.

Creencias conjuradas para hinchar mi pecho.

!Auxilio, mis hijitos! ¿En dónde estoy yo?

Digo que soy esto, digo que soy esto otro.

¡No!

Más allá de toda palabra, ¿quién soy yo?

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