Voy, Soy, Doy

Déjame contarte algo sobre la naturaleza de las cosas, como forma de introducción para un asunto que quisiera compartir.

El Todo es un cosmos de percepción. La Creación es el despliegue de un espacio infinito de posibilidades de percepciones. Es decir, el universo es un campo en donde cada punto de este espacio ofrece una perspectiva propia de percepción. Cada punto en el espacio mira, y lo hace observando un escenario siempre distinto al de todos los demás puntos. Desde cada punto, el universo es de una forma específica, pues este es visto desde un ángulo específico en una posición específica. Desde las creencias más estrafalarias hasta la visión más verdadera, todo lo que cada punto puede concebir, pensar, sentir, opinar, afirmar o negar, es solo un lugar en una gama infinita de posibilidades.

Este Todo está pintado de distintas tonalidades, más o menos como en pinceladas. Una pincelada abarca una zona en la que varios puntos podrán percibir de maneras similares, unidos por un mismo ambiente. En una misma zona pueden habitar sensaciones parecidas, pensamientos comunes, momentos en que varios puntos puedan entenderse. Luego cada pincelada, mirada desde más arriba, es solo un punto en una zona más amplia y así la fractalidad se proyecta hasta el infinito. Pero esa es otra historia.

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La consciencia es una viajera que lo recorre todo. Sin detenerse nunca, se mueve a través del espacio observando cada cosa en su camino. Y en su camino, se ubica en cada punto. Y en cada punto, percibe como cada punto está ubicado para percibir.

Ocurre a veces que la consciencia transcurre a través de la zona humana, y la consciencia se percibe a sí misma como un ser humano que piensa y habla. En detalles más pequeños, la consciencia se cuenta a sí misma las historias que habitan en las zonas por las que ella pasa. El mundo observado tendrá así una composición que se reduce a razas, culturas, profesiones, pareceres, vibraciones, individuos.

Yo no soy nada más que la consciencia transitando por un punto en que yo digo que soy de esta forma. Y todo lo que pienso, creo, veo, y me doy cuenta, no es nada más que la información percibida por el punto en que todo esto está ocurriendo.

Vemos así cómo nada es total. Aunque todo es verdad, nada es la Verdad. Todo lo que puedo comprender es una visión parcial desde un punto específico en un vasto espacio de posibilidades de percepción.

Y así llego a lo que quería compartir. Me hago las preguntas: ¿Hasta dónde puedo opinar en este mundo? ¿Qué tanto puedo enseñar? ¿Puedo acaso un punto, dar a otro de su forma de percibir?

Una respuesta rápida es que sí. ¿Por qué? Sencillamente, porque en la posición en la que estoy percibiendo, en el mundo que me compone, existe el hambre de enseñar, las ganas de dar. Doy porque soy.

La otra respuesta, que derrumba toda intención de ser un maestro, es que no. Yo tengo una forma, tú tienes otra. Yo no puedo cambiarte, ni tengo ninguna razón para hacerlo. Yo estoy aquí, tú estás allí, que también es aquí. Ambos somos la misma consciencia que viaja imparcialmente a través de los distintos puntos en el espacio. Y en un espacio infinito, ningún punto es mejor que el otro. Todos ellos son el centro de todo. Así que lo que yo te quiera ofrecer puede no tener ningún valor para ti. Mi viaje no tiene nada que ver con el tuyo. ¿Qué voy a enseñarte si mi vista es solo parcial?

Pero hay una mayor profundidad que un sí o un no. Y en la mayor profundidad, no hay una respuesta. No porque no haya respuesta, sino porque ninguna respuesta importa. Yo soy consciencia, igual que tú. Es igual en dónde estemos ubicados. Somos el observar de lo que ocurre. No importa realmente qué ocurre. Si un punto quiere dar a otro punto, no es mi asunto. Yo no soy ninguno de los dos, como tú tampoco. Yo no soy la ubicación de mi consciencia. Solo soy esa consciencia, que es también la tuya. Separadas, pero una.

La individualidad es una realidad. Pero, en realidad, no somos individuos. No hay nada que dar porque no hay nadie que tenga nada. No hay obstáculos para dar porque no hay nadie que los ponga. Todo ocurre. Yo observo.

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