¡Uy, esa sombra! ¡Siniestra silueta que me persigue!

¡Uy, esa sombra! ¡Siniestra silueta que me persigue! ¡Obscuridad sinuosa que garabatea triste la gracia de su figura fúnebre! ¡Sálvame, Dios mío, que mi corazón está perdido en esta gris fugacidad!

Mis pies tambaleantes no encuentran claridad en su estrella. Solamente huyen desesperados de aquella sensación de pesadilla. ¿He acaso de despertar a algún paraíso tan prometido?

Y desde…¡Ah! ¡Ya!

¡La luz que me rodea, que nunca alcancé mientras me enfocaba en la sombra, esa luz, sembrada por la eternidad permanente, ella es quien me da la sombra! ¡A nada estoy huyendo, pues ella inocente y cariñosa sólo sabe obsequiarme en silencio el reflejo de mis pasos hacia esa luz! !Luz, que lo impregna todo, que prodigioso es conocerte!

¡Uy, esa magnificiente luz!

No Responses

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *