Una loa a ti, humano Creador.
Una oda a ti, divino Observador.
Que con tus pensamientos coloreas tu mundo.
Que con tus sentimientos impregnas tu vida.
!Oh, gran ser! Sé responsable de tu Creación.
Son tuyos todos estos dominios hasta donde alcance tu mirada.
Es tuyo todo éste tu reino desde el principio de los siglos.
Nadie fuera de ti puede aterrarte, engañarte o coartarte.
Tú has elegido voluntariamente que el universo sea así como es.
No culpes a otros y siéntate recto en tu trono.
Pon orden a tus acciones y ámate con fotaleza.
Degusta, ¡oh, perfecto Indivíduo!, de tu infinita grandeza.
Y ámanos como iguales, a nosotros los demás.
Pues cada uno de nosotros es la libre y majestuosa eternidad.
Te alabo, dador de realidad, de vida, de palabra.
Ante ti, por siempre, mi humilde agradecer.
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