Tu viaje humano

No soy nadie ni sé nada. Solo te cuento lo que veo cuando cierro los ojos.

Te hablo a ti, aunque no te conozco. No sé qué historias sobre ti te cuentas, con qué lugares recorridos te identificas o cuáles rechazas. Pero eres humano, y sin importar qué particularidades delimitan tu individualidad, eres igual que yo, eres lo mismo que todos.

Todos sin excepción caminamos hacia la luz. Por tanto, provenimos y nacemos de la oscuridad. Tu naturaleza humana está originalmente compuesta de ceguera, pesadez y muerte. Más precisamente, eres un conglomerado de vacuidad, soledad y ausencia.

O ha sido así, mucho antes de que la memoria de los tiempos empezaran a construir una realidad. Desde el instante en que tu naturaleza divina empezó a darse cuenta de que siempre has sido eterna y majestuosamente luminoso, has seguido indetenible avanzando hacia el despertar de tu plenitud gozosa.

La cuestión es que, simétricamente mientras tu sombra se transforma en luz, tu ser consciente ha de internarse en la profundidad de tus tinieblas. Has de mojarte en los pantanos infernales de tu psiquis para ser testigo de que la ilusión es frágil, de que la Verdad es inevitable, de que no importa nada más que la existencia misma. Has de habitar el vacío que te acongoja y sentir el dolor que te atormenta.

Cuando los demonios que te han poseído quieran reaccionar a los incidentes que se te aparezcan, deberás interponerte y actuar a voluntad. Confróntate sin piedad y ajusta con disciplina la elegancia de tu mente. Porque el sentir no es solo para sentir, la sensibilidad es para activar de vida las fibras de tus articulaciones, para inundar de tu presencia el movimiento de tus células y relajar de quietud las dentritas de tu auto-estima.

Es difícil solo mientras no has soltado, pero ha sido pesado desde antes que te dieras cuenta que te dolía. Despertar no es saltando al abismo, es observando que ya habías saltado. Así que no hay vuelta atrás. Cayendo, estás aprendiendo a volar.

Te digo, confío en ti. Porque no te conozco, pero cuando cierro los ojos puedo ver lo sublime que es tu ser. Detrás de todas los tropiezos de un viaje tan largo, tu esencia atemporal es vida y exhala paz y autoridad suprema. Todo termina cuando tú lo decidas. Las pesadillas se desvanecen cuando te animas a estar aquí, aceptar activamente lo que hay aquí, y no volver a irte.

Recuerda cuando sea de noche que rendirte es imposible, ya has conquistado la victoria. Ya estás en casa.

Categories:

No Responses

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *