¿Y dónde dejé la espontaneidad? ¿Adónde se fue el gozo de existir, desde la pura sencillez de estar vivo?
Tal vez me he preocupado demasiado por las cosas. Sí, por las posesiones, pero también por las necesidades. También le di demasiada importancia a la falta de amor que anhelaba. Quizás ocupé mucho espacio reservándolo para metas que lo llenarán, olvidándome de que ese espacio es mío.
“Dar para recibir”, dicen por ahí. Y damos con la expectativa de recibir. Pero yo veo que dar es recibir; no necesito esperar nada a cambio porque entregarlo todo ya me llena el alma.
¿Cuál es la diferencia entre vivir pidiéndole a la vida y vivir agradeciendo por no tener nada? Si hay dolor, puedo resistirme a vivirlo, cerrarme a la vida, negarme a sentir y esperar que pase hasta que regrese la alegría. O, si hay dolor, puedo seguir vivo y vivir lo que haya que vivir.
La carencia ensordece, a veces. Este hombrecito frágil fue inmerecidamente maltratado, y necesita consuelo, que cumplan sus sueños, que lo arrullen con nanas de ensueño y cobijas de tigre. Todo lo que hago busca alimentar esta creencia.
Otras veces, soy libre. Soy todo lo que necesito. Tengo todo lo que debía tener, y luego no tendré más porque tendré lo que he de tener. Me duele con alegría, porque enfrento el dolor dispuesto a estar donde estoy. Y todo lo que hago, alimenta a la vida.
Salgo descalzo al frío del sereno, sobreviviendo en la sencillez de la naturaleza que me rodea, dando lo que suelo pedir. Mis miserias no son útiles cuando mi ímpetu de energía obedece a mi voluntad, guiado por la claridad respecto a la realidad de las cosas, satisfecho con la grandeza de mi espíritu.
Ningún sacrificio pesa si disfruto sacrificarme. La quemazón de mis músculos es gloriosa si me sacudo del ensueño, si abandono la pereza y quiero volar. Pagar sigue doliendo, pero debo cada vez menos, y cada vez soy más ligero.
Aquí está mi gozo de existir: en detenerme a oler las flores y admirar las mariposas, abrazar los árboles y bendecir las nubes. Entre tantas cosas, nada es más útil que vivir en sencillez.
Nada me llena más que darlo todo.
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