¡Qué bonito está creciendo la familia en Venezuela!

¡Qué bonito está creciendo la familia en Venezuela!

¡Y qué de expansiva está abriéndose la medicina tradicional en nosotros!

Una gran bendición para nosotros, tomadores, que queremos aprender y crecer. Tomar medicina es encontrarnos con la luz de ese corazón de cada uno que siempre está brillando.

Una gran responsabilidad para quien, siguiendo su camino, quiera sostener sobre sus manos la seria sacralidad de una ceremonia en donde se levante y honre la medicina sobre un altar.

No sólo estamos dando vasitos en la mano del otro. No sólo estamos siendo un canal para que el otro sane. No sólo está figurando nuestro nombre en la boca del otro.

Cuando asumimos la conducción de un ritual estamos comprometiéndonos a colocar toda nuestra fuerza, toda nuestra consciencia, toda nuestra mente y toda nuestra dedicación para que éste sea lo mejor posible en todos sentidos. Estamos entregándonos con el alma sabiendo que lo más importante de nuestra vida es hacer las cosas bien. Estamos sabiendo que cometer un error puede costar mucho, no sólo a nuestra “reputación”, sino a la salud de nuestros compañeros, a la percepción que éstos vayan a tener de la medicina, y a nuestro compromiso mismo que es lo más sagrado.

Al compartir medicina estamos compartiendo nuestra energía, desde aquella que expresamos públicamente hasta aquella que aún no conocemos. Es vital, pues, que desarrollemos la impecabilidad siendo indivisos en nuestros pensamientos, palabras y obras. Dominando con sinceridad, pureza y humildad nuestras emociones e impulsos más básicos y los más profundos. No se vale acceder a los antojos, faltar al respeto ni desfallecer ante nuestra irresponsabilidad.

Dirigir una ceremonia no nos hace superiores, no nos da derecho a influir sobre las ideas o los comportamientos de nadie. No nos da privilegios ni ventajas. No nos hace sanadores ni maestros. Más aun, nos quita el derecho a defendernos en excusas, a manipular nuestras filosofías y a sobrepasar los principios de la convivencia sana.

Los tomadores que recibimos la medicina de las manos de alguien hemos de estar totalmente alertas de qué estamos recibiendo en tantos aspectos. Hemos de revisar qué tan correcto, firme y elegante es quien está sosteniendo sobre su columna y sobre sus pies la energía de la ceremonia en la que estamos participando. Hemos de exigir, ante todas las cosas, respeto, pulcritud, seriedad y sinceridad.

¡Que viva la medicina en nuestro país!

¡Que viva y siga creciendo nuestra familia!

No Responses

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *