Pragmatismo místico

Ahora, estoy aquí. ¿Qué hago? ¿Por qué lo hago? ¿Desde dónde lo hago?

En mi condición normal como persona parece haber una distorsión en cuanto a las prioridades a seguir en mi vida. Las acciones que ocurren a través de mí obedecen impulsos superficiales, usualmente costumbres aprendidas o presiones recibidas desde las sociedades que me rodean.

Es como si no me detuviera a pensar en qué estoy haciendo. Y cuando se me ocurre pensar en hacerlo, una voz me detiene: !Filosofía! !Tonterías! !Banalidades!

Se presenta una distancia entre mis acciones y de dónde se originan. Todo lo que hago son consecuencias de otras cosas que hago, que a su vez vienen como respuesta a otras cosas que hice. Si me remonto al pasado, si me proyecto al futuro, todas mis acciones son una rueda de acontecimientos y circunstancias que me atropellan dejándome sin libertad de decidir nada.

Mecánicamente me someto a los caprichos del viento. Veo guerra y me enlisto como soldado para intentar atacarla. Veo caos y lanzo mi molotov para intentar apagarlo. Veo ruido y ruge mi voz para intentar acallarlo. ¿Qué filosofía más inútil que creer que soy alguien práctico mientras me subordino como zombie a los acontecimientos? ¿Qué mayor tontería que llenar mi mente de lo que encuentro frente a mí, aunque me sea pobre? ¿Qué mayor banalidad que desenvainar la espada buscando la paz?

Pero me detengo y miro: ¿De dónde se origina todo? ¿No es acaso de mí mismo? ¿Y quién soy yo? ¿Y qué es el mundo en donde me muevo? ¿Qué es más inmediato a mí, yo o el mundo?

Solo desde fuera de la rueda de acciones es que puedo observar las acciones. Solo desde fuera del tiempo puede estudiar el transcurrir del tiempo. Solo desde la inacción puedo ser pragmático.

Pragmatismo es profundizar primero en el significado de cada acción antes de permitir que ocurra. Pragmatismo es saber quién soy yo antes de defender una posición que pretende ser yo mismo. Pragmatismo es no involucrarme en lo que ocurre sin antes darme cuenta de que lo que ocurre es tan solo una historia que se pierde en la inexactitud de una memoria inútil.

¿Soy filósofo acaso por permanecer aquí, mientras los cuentos de pragmatismo vuelan sobre miserias foráneas sin rumbo ni son? ¿Soy tonto por no querer separarme de mi corazón mientras las teorías de un mundo hablan de muertes y desolación? ¿Soy banal por preferir callar en medio de los gritos que claman desesperadamente un minuto de silencio?

Estoy aquí, libre, puro, inocente. Todo lo demás es la mentira de una filosofía

Estoy aquí, observando, intocado. Si algo más ocurre, es pura tontería.

Estoy aquí. No hay nada que hacer.

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