No queda otra

La llave sigue siendo el perdón.

Ya le di todas las vueltas posibles, todas las hipotéticas soluciones.,

Ya traté de preferir, seducido por los dulces cantos de las sirenas.

Ya me justifiqué de ideas impregnadas de mis lamentos, mientras mi país se muere en manos de mi añorado opresor.

Ya le exigí a la vida que sea como yo quiero que sea, olvidándome de lo supremamente valioso que es cada instante.

Ya lloré, asfixiado de mi omnipresente negativa a perdonar, delirando de rebeldías moralistas en este encuentro de mi autonomía.

Perdonar no es una acción,

Perdonar es el proceso de volver a mi respiración autónoma.

Sí, fui bobo. Y aunque nadie me lo diga de frente, lo sigo siendo.

Sí, me equivoqué. Y según mi juicio individual, también lo hicieron quienes me ofendieron.

“Y quedó sepultado, transformado y permutado por todos los sagrados y poderosos Santos que me protegen cuando me duermo en la corriente.”

Y escuchando la voz del “debería”, realicé la ceremonia de perdonar mill veces siete. Seguí pesando lo mismo: demasiado.

Y entonces empecé a escucharme.

Primeramente, mientras me estabilizaba en esa posición, escuché azares, clamores, asfixias, confusión.

Me resistí a interpretar la intensidad de mis sensaciones de vida.

Me dediqué a permitir que circule el aire en la actividad naturalmente viva de mis tórax.

Probé, no como acción sino como decisión, ser libre.

Y mira, en ese centro, todo encaja.

Todo tiene sentido, propósito y vibración.

Si una partícula fuera diferente de como realmente es, todo el universo sería hipotético.

Todo es como es,

Todo fue como fue.

La realización de esto no es intelectual, es vivencial.

Queda tras el suspiro del viento el descubrimiento de qué es lo que yo mismo decidí sentir, en esos entonces.

Queda en esta Tierra mojada la honestidad de qué es lo que estoy sintiendo ahora.

Y aunque a veces me siento como un turista forzado a aterrizar un Boeing, estoy experimentando todas mis equivocaciones en primera persona y con mi sagrada dignidad cono testigo.

Me seguiré equivocando, seguiré experimentando. Pero nada en este universo ni en todos los hipotéticos, logrará vencer al perdón.. Mi lealtad incondicional es resultado de cuánto conozco de mí.

La llave encaja. Todo está bien. El tórax respira en armonía.

Queda solo el silencio.

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