¡Ánimos, hermano!

¡Ánimos, hermano!

Levanta la frente y continúa aquí tu camino.

Libera la carga de tu espalda y enderézala con majestad.

Pisa firme y mantén la dirección de tu voluntad.

No te sometas nunca a las ansias de desfallecer.

No le huyas a tus miedos, a tus iras ni a tus dolores.

Gobierna con dominio tu locura, tu congoja, tu emoción.

No te rebeles contra el mundo, la sociedad ni la familia.

En tu humildad, tu máxima prioridad es respetarte.

En tu respeto, ama a todos a tu alrededor.

Ven y conquista la victoria de respirar con profundidad.

Ven, hermano, y cántale a la vida.

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