¿Estás ahí?
Solo eso importa: tu presencia.
No importa lo que tengas que hacer o cómo lo hagas.
Solo necesitas mirar y dejar que las vicisitudes de la vida queden atrás.
¿Qué tan atrapado te sientes por los impulsos inconscientes que arrastran tus acciones hacia la autodestrucción?
¿Qué tanto intentas hacer algo diferente en un círculo vicioso que se siente más poderoso que tu voluntad?
Seguro que ya te has rendido muchas veces, y aun así sigues intentando.
Así que no, decidirte a solo mirar y dejar pasar la vida no va a solucionarlo.
Tu cuarto no se va a ordenar mágicamente.
El principio no es no hacer nada, es no hacer nada respecto a tus experiencias, es no estorbar.
Pero de hecho, estás estorbando.
¿Estás aquí?
Aquí está tu cuerpo.
Aquí estás tú.
Tú eres tu cuerpo.
Has crecido, has cambiado.
Te ha salido pelo donde antes no había, y las arrugas comienzan a recordarte que el tiempo es inexorable.
Las experiencias se han acumulado en cada célula de ti.
Algunas son recuerdos saludables, otros han formado telarañas cancerígenas que se vuelven agresivas hacia experiencias nuevas.
Has descuidado tu templo, huyendo de los bichos que te han invadido por haber descuidado tu ttemplo.
Tu cuarto está desordenado y sucio, mientras tú te vas de viaje surfeando el círculo vicioso de tu mente, que es más poderosa que tu voluntad.
Así que los bichos estorban tu vida.
Tú estorbas tu vida, permitiendo que el óxido carcoma tu alma.
Eso es lo que tienes que hacer: ordenar tu cuarto.
Entra en tu cuerpo.
Empieza desde la idea de habitar tu cuerpo, pero profundiza mucho más.
Confronta esas zonas prohibidas donde la debilidad te hace temblar o las nostalgias te provocan pánico.
Acaricia primero tus órganos vitales y adéntrate luego en las terminaciones nerviosas de los shankaras que nunca te has atrevido a aceptar.
Basta con tu presencia; no necesitas exorcismos ni zarandear inútilmente tu cordura.
El transcurrir de la vida se encargará de ponerte en situaciones incómodas y sacudir lo que requiera limpieza extrema.
Verás tus compulsiones actuando desde focos iracundos de negación, y podrás resistir sus tormentas.
Te sentarás a sentir la fuerza de tu propia vida clamando por sobrevivir, mientras tu presencia reconoce que ya estás simplemente vivo.
Serán pruebas duras de regurgitar todo lo que impregnó tus entrañas, pero persistiendo, saldrás victorioso.
Habítate.
Hazte cargo de ti por completo, y así podrás no estorbar.
Al sanar, tus células empezarán a florecer y generar vida propia.
La salud te llenará de paz, y las experiencias pasarán sin sufrimiento.
Serás nuevamente dueño de tu cuerpo, y tu voluntad cantará alabanzas de silencio.
¿Cuánto hace que estás aquí?
Ahora mira y deja pasar.
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