Indetenible

Así el río sigue corriendo, no llevándose la confusión, sino trayendo constantemente más claridad.

Así las tormentas entumecen, pero abastecen de agua nuestros molinos más fuertes.

Así también la primavera llega, despertando a los depredadores naturales, pero también proveyendo los vitales frutos y los revitalizantes aromas.

Una vez las aguas son despejadas por la blancura del floreciente sol, reviven las formas que se escondían en el entonces oscuro fondo.

Los colibríes gorgojean alabanzas de conquistas lejanas y de reinos antiguos de dragones y castillos.

La invencibilidad de las edades deja su huella en un diverso manto de vida silvestre a través de la pradera.

Las ligeras nubes abren el día para que el hombre salga a sudar su tierra.

Así se exitienden las chispas de savia, fungi y sangre por entre selvas, páramos e infinitos desiertos.

Así de pequeña es la esperanza que enciende pasiones tales que traiciarían el latido de nuestro corazón.

Cuan eterno es el espíritu, cuan fugaz el hombre es.

Por sobre la labor de aquel que persiste el sol se hace ardiente, bendiciendo en cambio a aquel que se rindió.

La jornada transcurre hasta la bienvenida de la luna hacia el horizonte.

El corazón puro despliega entonces sus alas.

El tan esperando instante está aconteciendo ahora.

La tan esperada paz está ahora haciendo eco al rumor del río que baja de la cascada.

El cazador se calza su sombrero, su cinturón y sus botas, dispuesto a sobrevivir un día más en este rotulante mundo.

Así la vida sigue corriendo, no llevándose la confusión, sino trayendo en nuestros corazones más claridad.

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