Gorjeo

Sabes, la vida es bella.

Es lo que puedo contarte cuando te visito.

Lo sé, a veces las cosas en el mundo te pueden parecer aceleradas, como si tu poder no bastara para conquistarlas antes de que te agobien. Y sí, hay que caerse muchas veces para aprender a volar.

Pero no te encierres allí. Abre el oído y escucha mi canto.

Asómate al balcón y mira cómo paso zumbando cerca de ti, galante y juguetón. Observa, si prestas atención, la precisión de mis aleteos.

Te cuento mi secreto: Eres libre.

Solo confiando en la elegancia de tu poder, tus ojos serán más rápidos que las cosas. Confía en que es tu propio canto que emana belleza en tu vida.

Y si un día quieran acosarte las tormentas de la ceguera, sabrás sobrevolar como flecha por entre las nubes blancas. Y si algún atardecer esté por alcanzarte el sopor de las hondas tritezas, podrás moverte con presteza elevándote a las praderas. Y cuando sean las alturas las que se hacen eternas, bajarás al río y me visitarás a mí.

No es para escuchar algo, que escuchas. Es por ti que abres tu oído. Es para ti que abres tus alas. Es en ti que amas la vida.