Eres hijo del destino.

Eres hijo del destino.

Todo viene determinado por rieles firmes que te sujetan como lo hace un vientre materno mientras tú naces de la inconsciencia. Tu inmovilidad primaria ante los sucesos fatalistas respeta la sintonía de tu desdén, semilla ida que florece viniendo. Vienes de la nada.

Tu despertar continuo trae de la nada un crecimiento de ser, de realidad. La valentía que late se rebela a las leyes en que nos cobija con delicadeza el universo. Los mimos son para los niños. El accidentado camino que nos dieron ha de ser más amplio que lo demarcado por nuestros ancestros. Cada instante es un recorrido de infinitas posibilidades.

Llegas a tu reino. Aquí está tu pueblo. Aquí gobiernas tu mundo. Grande consciencia que se dedica a crecer. Al crecer muta las formas que se abren gloriosas. Sube un canto de amor divino en este ahora tan sólido y tan efímero. Nada persiste cuando avanza sin pensarlo la nada en un juego onírico que consiste en engendrar de nuestro vientre la llama de la sagrada libertad.

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