Dios no está muerto?

Y cuando el frío arrecia, las nubes se cierran y la noche aprieta, encogido el niño hambriento se compadece de su humanidad. En cuclillas su debilitado cuerpecito, levanta la mirada conectando con la inocente vulnerabilidad de su corazón, y desde ahí eleva una súplica que haría llorar al más cruel Rey de los ejércitos.

Y cuando el sol calienta, el campesino se levanta alimentado por el sudor de su frente. Mira este la Tierra prometida bajo sus pies y todo en derredor, y solo alcanza a agradecer al Origen de su silenciosa felicidad.

Cuando el citadino, angustiado por la presión de sus deberes, busca alivio en el estudio de la espiritualidad. Abre su mente a la irrupción de la realidad establecida y cuestiona los valores humanos fundiéndose eventualmente con una Nada eterna.

También cuando el pastor interrumpe su pacífica labor para sentarse en el trono de su vida, viéndose forzado a empujar una y otra vez la roca de la supervivencia salvaje. En perfecta alegría recorre su camino escrito desde más allá del espacio-tiempo y sonríe a las tormentas que le son asignadas, celebrando que entre todas las aventuras vive el lector en la inocencia de la trascendencia.

No sé qué ocurrió antes de que sean válidas las teorías físicas respecto al tiempo. Quién disparó el big Bang del todo en el que respiro.

La Existencia está ocurriendo ahora. Ahora se está originando el Todo. Ahora es cuando estoy vivo, irrumpiendo en la entropía de un universo en expansión que está siendo creado mientras es percibido.

Hacia esa Fuente suplico. A ese Origen agradezco. A esa Nada incognoscible celebro mientras existo.

Gracias, Espíritu de vida. Gracias por encarnar en un miserable ser humano que es a veces un niño desolado, otras veces un campesino sonriente, o un citadino hippie, o el rey de su propia vida.

Gracias porque, aunque no sé si eres un Padre que vigila, bonachón pero moralista, mis acciones más secretas, o si acaso moriste bajo la tensión del raciocinio, la expresión de mi alma hacia Ti ilumina mi espíritu y regresa mi confianza al centro de mi Voluntad.

No matéis a mi Dios, pues Él es quien Yo soy.

Que viva la vida en todas sus formas. Que vibren las bendiciones hasta donde alcanza Mi mirada. Que se siga expandiendo el universo según las perfectas leyes de armonía que me constituyen.

 A mi Dios me entrego, en alma, cuerpo y percepción.

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