Dime, ser humano. ¿Te sientes seguro y protegido bajo la sensación de

Dime, ser humano. ¿Te sientes seguro y protegido bajo la sensación de que todo está bajo control? ¿Te reconforta cálidamente que alguna parte de ti te diga que lo que profesas es verdad? ¿Piensas que la vida te tendrá compasión si le hablas en son conciliador mientras escondes la mano de tus culpas?

¡Sensaciones, ilusiones, mentiras!

¡Oh, ingenuo mortal! Si aceptaras que el mundo continúa imparable y raudo aunque escondas la cabeza bajo tierra o aunque vueles esperanzador a través de tus maravillosos sueños, entonces tal vez reaccionarías. Si vieras lo emocionante que es luchar, caer, morir luchando y levantarte sin que te domine la lástima, sin rendirte a tu hambre de bienestar y de comodidad, sin sucumbir a lo agradable de tu somnolencia o a lo seductor de tu dispersa rutina, entonces tal vez levantarías tu espada y asumirías en paz tu vida.

Si en verdad percibieras lo que sientes, no creerías en nada sino más bien en ti. Te darías cuenta de que todo tu mundo es una azarosa ficción. Actuarías como el dramaturgo de tu propia comedia sin olvidar que eres el actor. De hecho actuarías, en vez de solo esperar a que la vida pase aferrado a tus recuerdos hasta que la muerte te los arranque definitivamente.

Dime, ser divino. ¿Deseas abandonar el candor de tus sensaciones incluyendo el de abandonarlo todo? ¿Deseas vivir al máximo mientras estés aquí? ¿Deseas ser libre de ti mismo y saber que todo está bien sin tener que convencerte de esto? ¿Deseas, en palabras sencillas, ser feliz?

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