Detengo el mundo en mi cabeza.

Detengo el mundo en mi cabeza.

Es decir, detengo mis reacciones ante el mundo que creo ver.

Me detengo a contemplar este mundo en sí.

Y ante mí, heme aquí cómo mi corazon se expande.

Creciendo, dando, brillando, bendiciendo.

Más allá de todo límite.

Más allá de toda posibilidad fisica.

Más allá de mis excusas y mis lamentos.

Más allá del mundo en mi cabeza.

Más aquí en este mundo en sí.

El mundo en mi cabeza no tiene importancia.

Mis reacciones ante el mundo no tienen validez.

Nada es frontera para un amor flameante e incondiconal.

Me vivo por crecer, dar, brillar, bendecir.

Y hasta el infinito abismal, soy.

No Responses

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *