Presento ante ti un episodio. Es un episodio personal porque para que haya un episodio tengo que ser una persona que lo interprete.
En la visión actual de mis realidades, percibo ante a mí algo curioso. Al principio no sé qué es. Sabe raro. Me estorba.
Mi infancia fue extraña. O al menos a mí me pareció así. Qué me incomodaba en estar vivo? Por qué nadie más aparenta que sufre?
Espera, porque ya empiezo a ver. Sí hay algo.
Es una ventana.
En el fluir de mis pensamientos,, hay vías. Como en todas las cosas. Hay un espacio por donde las cosas transcurren. Hay dimensiones, como por ejemplo largo, ancho y profundo.
Los pensamientos vienen porque no están aquí. Por eso vienen. Vienen de afuera. Por eso es que vienen. Vienen de alguna ventana. De una conexión entre adentro y afuera. A través de la conexión entre afuera y adentro, lo que está afuera, entra adentro.
Esa ventana en la psiquis está abierta a muchas cosas. Si la tiendo hacia un lado, las fuerzas que habitan en ese lado son sintonizadas, haciendo visibles esas realidades. Favorablemente, busco mi oriente, donde ninguna energía pueda afectarme. Pero se siente difícil.
Cuando estoy somnoliento, algo me barre y no tengo control de qué estoy percibiendo. Y lo que estoy percibiendo es un mundo de aventuras, colores y formas. Aficiones, fantasías, sueños, deseos. Todos esos factores de nada forman un contexto con aromas específicos. Como resultado, me gusta el desarrollo de software, la perfección de las matemáticas y el impulso de aprender a vivir.
Cuando estas formas van sentándose en su posición y orden con los que son diseñadas, se va vislumbrando lo que podrían ser hábitos de actuar. Ya puedo definirme como geek: Tengo abierta una ventana.
¿Qué tantas menudencias dejé pasar mientras contemplaba yo la hermosura de una posibilidad?
Miles de posibilidades. Todo genio es un loco, pues la genialidad es una locura. La imaginación es la llave que abre todas las puertas. Agradezco tanto tener esta unimúltiple posibildad. Doy lo que tengo.
¿Hay desajustes? Sí, porque soy tan yo mismo que no conozco cómo ser yo mismo. Es decir, soy muy yo, al punto en que, para mí, todo es yo. En ese lado donde mi ventana recibe la brisa, se dibujan tendencias rígidas. Mencionando una, existe el vicio de no poder atinar en decorar mi apariencia.
En mi ventana, existe la humildad. Humildad, que no es sentirme humilde. Humildad es saber quién soy.
En el arte de graduar el sabor artístico y fantasiosgórico, hay herramientas que van siendo utilizadas con puntería y sentido común. Es un arte, porque toca perfeccionar la capacidad de manejar el mundo. Es un arte porque requiere maestría. Es un arte porque, para hacerlo, tienes que morir en tu plena presencia.
Es un arte porque se siente difícil pero, cuando me ubico con precisión, es natural. Es un arte porque la naturaleza sin esfuerzo de ser, requiere de mi extremp y exclusivo esfuerzo. Me gusta sintonizar galaxias específicas de universos lejanos, y para eso debo establecer una comunicación perfecta y autosostenible con esas aventuras.
Todos somos geeks. Porque todos tenemos aficiones, fantasías, sueños y deseos. Todos estamos desubicados pues no sabemos que somos más que tan solo un geek. Me acepto, así como soy. Soy igual que tú.
Todos tenemos abierta la posibilidad de sintonizar locuras y genialidades. Solo hay que saber cómo ser loco.
La vida es una paradoja.
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