Cada cosa en su lugar, cada cosa en su momento.

Cada cosa en su lugar, cada cosa en su momento. Pues el agua cae de los cielos y busca el mar, la tierra se asienta firme, el fuego de vida se difumina en la nada y el universo se expande. ¿Ves el orden perfecto que tiende al equilibrio, armonizándolo todo en su camino?

Permítete ser, individuo. Deja tranquilo que tu intestino digiera lo que masticaste y que la vida responda al comando de tu verbo. Asume tu lugar, rey de luz, y disfruta tu momento. Pues tú eres la energía que vibra en todo haciendo que todo sea como es.

¿A qué le temes? ¿A qué te aferras? No hay nada que hacer sino relajarse, entrar en acción y hacerlo todo. Ese dolor que tensa tu espalda es un músculo que has de soltar. Tu función es nadar ligero sentado recto en tu trono. Tu naturaleza innata que brilla sin esfuerzo es ese don de levantarte sobre tus pies y cumplir sin chistar con la ley única de la vida: El perdón.

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