Bendice las pintas de realidades que sueñan los infinitos dioses, aquellos que en autoridad perfecta sentenciaron desde el principio de la consciencia el verbo atemporal: Hágase la Luz.
Recibe el innombrable don que nace en las abismales raíces del foco de tu esencia en el cual la Luz se está haciendo sin límites jurando por siempre jamás su nombre: Yo Soy el que Yo Soy.
Ofrenda el absoluto apoteósico de ese Ser que Tú Eres, por sobre todo y sin exclusión, anterior a la ilusión pintada por faltar al centro donde atesoras la secreta certeza: tú eres el que Tú Eres.
Agradece en espíritu y en verdad la rectitud de tu fractal Creación, en que Tú, infinito Dios, encandeces por los siglos de los siglos en el más celestial paraíso terrenal: Aquí y Ahora.
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