La ayahuasca amazónica tuvo su ceremonia en Pomasqui. El Comercio

En Quito se realizaron rituales con médicos ancestrales. Andrés Córdoba participó como guía en la toma realizada el fin de semana.

La ayahuasca amazónica tuvo su ceremonia en Pomasqui.


Ana Veintimilla Redactora
F-Contenído intercultural
abveintimilla@comercio.com

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FECHAS: Agosto es uno de los meses más propicios para participar de una ceremonia. En la tradición Inga durante este mes se abren las puertas del cielo

Anochece en Pomasqui y baja la temperatura, todos se juntan alrededor del fuego, muchos no se conocen, pero todos llegaron -este sábado 18 de julio- con un objetivo común, participar en una ceremonia de toma de yagé (ayahuasca).

El ritual fue precedido por Andrés Córdoba, médico tradicional del pueblo Inga, ubicado en el alto Putumayo, Colombia. Córdoba asegura que no se considera ni taita ni curaca porque esos términos -en su pueblo- son designados para-los abuelos, los médicos que “con su bagaje han hecho un camino y una salvación”.

Anganoy es el apellido ancestral de Córdoba, quien pertenece a una generación más joven de médicos, así que se refiere a sí mismo como yagecero. Su rol es guiar en la experiencia de tomar ayahuasca. La misma que se debe manejar dentro de un parámetro de ceremonia, que se respeten los momentos de silencio y de rezos.

Para iniciar la ceremonia, Anganoy alista la mesa principal o altar. La cual se compone de un círculo de piedras ágata, amatista, uña de trueno, jade, cuarzos, entre otras piedras que ayudan a equilibrar las energías, “si el templo está ordenado, la ceremonia está ordenada” indica Córdoba mientras coloca una vela de cara a los asistentes. La que representa la voz del espíritu santo que llega al yagé.

La bebida ceremonial está compuesta de bejuco de yagé, hoja de chacruna y agua. La primera planta -dice Anganoy- es la que da la “chuma”, la segunda provee de la visión. Cuando se combinan estas dos plantas en un perfecto balance se puede tener una visión con objetivo.

Carolina Buitrago llegó a Pomasqui con la intención de probar por primera vez la bebida. “Quiero liberarme de cosas negativas, ir liviana y que lo que haga tenga mayor fuerza para ayudar”, dijo mientras esperaba junto al fuego. Córdoba enfatiza en la importancia de la meta de cada asistente a las ceremonias, pues la experiencia puede ser determinante si la persona entra en contacto con la bebida con un propósito claro “que sepan por qué van a tomar, qué quieren buscar, modificar o transmutar, si quieren perdonar, reconciliarse con algo, un hecho o una elección, etc.”.

Según Córdoba el yagé permite abrir un canal de conciencia en el que la persona puede ver claramente su estado y entender cómo está su salud integral. La conexión de cuerpo, mente y espíritu es uno de los motivantes principales para estas ceremonias.

En este proceso las reacciones son distintas e individuales “hay personas que empiezan a aliviar y trasbocar porque estamos haciendo una purificación del cuerpo orgánico”.

Al tomar la ayahuasca el grupo se inserta en un silencio de dos horas, aproximadamente. En las cuales Anganoy reza en quechua, “es una invocación al espíritu milenario, al gran espíritu, respetando las creencias de cada uno, la idea es incluir cualquier tipo de creencias”. Sus oraciones son la guía para quienes están ingresando a este ‘trance’. Además de la aromaterapia, pues con el sahumerio y los extractos de plantas se da un equilibrio que permite que las personas se relajen.

Los rituales de ayahuasca se originan en el pie de monte amazónico, por ello los indígenas de la Amazonía colombiana, ecuatoriana, peruana, brasilera y venezolana celebran con esta bebida para aclarar y reconectarse consigo mismos.

Pero los cuestionamientos personales no son los únicos que se toman en cuenta. Según el médico la ceremonia permite que los asistentes fortalezcan su propia identidad cultural “con estos rituales se trata de que las comunidades urbanas aprendan a rescatar su ancestralidad dentro de un contexto de ceremonia dentro de la misma ciudad”.

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Antes de participar de la ceremonia se recomienda comer ligero, ingerir alimentos frescos, naturales. Ayuno de carnes rojas, grasas, picantes y alcohol.

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