Así nomás

No, no quiero llegar a una cima a la que yo no haya caminado. No quiero un solo rayo de sol que yo no me haya ganado.

Dame fuerza, que sí la necesito. Enséñame, que moriré sin ese dejo de esperanza. Muéstrame las verdades de la vida, así crudamente, así dejándome a mí el trabajo de aceptar que la vida es así.

¿A dónde iré, si desde donde camino no veo adónde ir? Me pregunto.

Pero no importa la respuesta. Mientras sigo tropezando es porque no he aprendido a caer. Ya me ocuparé de dirigir mi destino cuando mis piernas tengan el vigor para correr. Si aún no ha despejado la niebla, avanzaré a través de ella.

Paso a paso, porque la ansiedad de acelerar es lo que me hace caer. He de dejar de mirar el cielo para observar cada impulso que mueve mis pies. He de concentrarme en cómo toco cada piedra que visita mi camino.

Así cansa caminar, así duele subir. Cómo quiero sentir la gloria de las estrellas, si estoy aquí caminando, y caminar se siente así.

Pero digiriendo verdades, encuentro nutrientes. Aceptando la vida, gano fuerzas. Abriendo los ojos ante la oscura niebla, conquisto claridad. Tropezando por no saber caer, aprendo a volar.

Venga vida, sé tal como eres. Experimentaré lo que esté en mi camino vivir. Duele si quieres, hazme sentir el miedo que te tengo, trátame como yo te trato, pon ante mí los desafíos que corresponden a mis debilidades. No me tendré piedad.

Sé que bajo la confusión, ignorando el cansancio, en la raíz del dolor, yace una paz

No sabiendo nada, sé quién soy.

Aceptando que solamente estoy aquí caminando, ya soy el sol que brilla desde arriba. Meramente por existir, merezco la gloria de los cielos y las bendiciones de la Tierra.

El personaje valiente saltará el abismo que yo quiera abrir, y me encontrará en la eternidad de su pecho, aquí donde late el fuego que soy.

Y viviendo cada trama de la película, recordaré que soy el espectador que mira impasible las cimas que brillan de verde los rayos del amanecer.

Ven caminante, paso a paso, sigue llegando a mí.