Así la vida continúa, imparable.

Así la vida continúa, imparable.

Mientras tanto que yo trato, busco y corro, siento que la vida se me escapa de las manos. ¿Podré algún día llenar este vacío dentro que me hace temblar, sofocar este fuego dentro que me empuja a mil abismos mientras deseo ponerle pausa a un carrusel desenfrenado que transcurre frente a mí? ¿Podré alguna vez detenerme y decir: “He aquí está mi vida”?

Pues parece que en esto consiste la vida, en huirle. No me la estoy perdiendo por correr, sino que así es como se expresa ella en mí.

Sí, cada cosa puede comprenderse a más profundidad. Una ilusión se esfuma si profundizo en ella. Una realidad incluso deja de ser cuando la miro desde afuera de ella. Pero, ¿no es todo entonces, pura ilusión? ¿No soy yo mismo tan solo una idea? ¿No es esta vida superficial y tosca, tan hermosa como Dios mismo?

La vida continuará siempre. Transcurriendo ella, no hay nada más que hacer sino tratar, buscar y correr.

¿Y no es una maravilla estar aquí, tratando, buscando y corriendo? ¿No es un milagro estar aquí, observando el transcurrir de todo esto frente a mí? ¿No es una gracia estar aquí, y sin embargo no poder detenerme y decir: “He aquí estoy yo”?

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