!Amor, oh Amor, rescátame!

!Amor, oh Amor, rescátame!

¿Qué me sucede?

¿Por qué hablo de ti como si te conociera, pero cuando me eres cuestionado respondo con ira olvidándote, y cuando soy halagado por mis palabras respondo con modestia olvidándome?

¿Por qué persigo ‘ser amoroso’ o, aun peor, digo lograrlo, atrapado por la seducción de mostrar ante los demás una imagen de perfección espiritual muy lejana a la realidad de mis acciones?

¿Por qué ocurre en mi imaginación que experimento a Dios, que escribo de paz y de felicidad, mientras mis delirios ególatras opacan toda posibilidad de un reconocimiento divino verdadero?

¿Acaso lograré ser amoroso por creer que lo soy, o ser un Maestro por aparentar que lo soy, o trascender el mundo por despreciarlo sintiéndome superior a todo?

¿Acaso mi trabajo interno, del que todos se enteran, hará alguna vez que baje la cabeza y sea, desde mi corazón, genuinamente humilde?

!Vacíame, oh Amor, pues estoy asfixiado de mí!

¿Podré dejarlo todo por ti, incluyendo mi idea de ti?

¿Podré, más allá de la concepción de ‘ser’, solo ser?

¿Podré, sin necesitar jamás hablar de ti, amar?

No Responses

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *