Ahora, detente.

Ahora, detente.

Deja de pedir, deja de invocar.

Las bendiciones que son tuyas ya están aquí.

Detente y recíbelas.

Levántate y ofrécetelas.

El sol sale a regalarte rayos de luz y calor que nutren.

El aire que requieren tus pulmones trae aromas de plenitud.

El agua que humedece tus labios cae del cielo en un ciclo perfecto.

La tierra que estructura tu cuerpo reafirma tus pasos que avanzan.

La vida que palpita en tu corazón clama que existe tu ser.

No necesitas nada.

Tanta maravilla que hay por agradecer.

Y el agradecer es otra bendición.

No te tengas lástima.

Mira qué bendito eres.

Ahora, continúa.

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