A la sombra de la rutina, los bostezos delatan mi sopor.

A la sombra de la rutina, los bostezos delatan mi sopor. ¿Acaso hay pesadilla más espantosa que quedar dando vueltas a los mismos pensamientos una y otra vez? ¿Acaso hay peor esclavitud que no poder dejar de creer en las mismas ideas que se tienen por seguras? Quiero escapar de la gastada cotidianidad en que me he convertido. ¿Cómo huir de mis lamentos si me ahoga tan de cerca la limitación?

¡Oh, amada libertad, dirige tu mirada hacia mí y rescátame de mi ignorancia! ¡Oh, cielos nublados, abran paso a la luz de la sabiduría silenciosa que trae una nueva mañana! Te invoco, blanca paz. Quiero aprender a permanecer impasible ante las tristezas que empujan sobre mí. Quiero plantar una semilla de alegría, alimentarla con sudor y dedicación hasta que crezca un titán de entusiasmo que invada cada esquina de mi ser.

¡Oh, Dios de los ejércitos! Trae de mí la Verdad. Y lo que no sea verdad que pase de mi percepción, aun cuando pase también yo mismo como mentira. Que quede vacío mi mundo si así doy paso al gozo de existir. Ven, Amor. Dame la fuerza para vivir en rectitud. Y que mi boca, en su astuta inocencia, solo sepa decir: ¡Gracias!

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