Tu nombre es Amistad

Desde la lejanía te diviso.

Eres un punto desconocido de nada.

Eres un débil resplandor que tintinea en alguna esquina escondida de la noche.

La nada que eres para mí por tan distante, la lleno de promesas de que serás algo valioso. “Amistad”, te nombro. “Soy tu amigo”, les digo a todos. “Te quiero”, me atrevo a mentir.

No te conozco porque no me conozco a mí mismo. ¿De quién seré amigo si no sé quién soy?

Me describo mucho, sí. No por eso me conozco. Repito que soy esto, que soy esto otro. Asumo un rol. Me pongo coronas. Caigo en el juego. Las palabras no llenan nada porque su vacío retumba en nada.

Mi humildad es falsa, por lo tanto, mi amistad es falsa.

“Bienvenido” reza el felpudo de mi casa, pero no te permito entrar.

welcome

Dentro, vivo solo yo. Dentro, no hay nadie más. Las puertas están cerradas y yo estoy adentro. Entonces, aquí adentro, me siento.

Me siento a digerir las infinitas palabras con las que intento llenar mi distancia hacia ti. Me siento a ver.

¡Oh, Amistad! Sabes que te atesoro aunque tanto ruido me haya hecho naufragar. Si te he mantenido distante, ha sido solo para escarbar en mi soledad la comprensión de mi integridad.

Todas estas palabras que vomita mi boca no sacian mi sed. Todo este disfraz que me rodea no satisface mi hambre. Será mejor que busque ubicar el centro de mi ser.

Me siento aquí adentro y decido abandonar mis dramas. Decido dejar de defender la idea que tengo de quién soy. Decido ya no ponerle atención al resentimiento que tengo ante el mundo. Viéndolo bien, tanto resentimiento nunca llegó a salir de aquí adentro.

Me siento y decido perdonar.

Me perdono por ser ese que nunca quise ser. Me perdono por mentirme al decir que soy ese que nunca quise ser. Me perdono por haberme atrevido, por sobre mi gracia de ser, a haber tenido la necesidad de perdonarme.

Me perdono porque lo que quería comprender, para lo cual te mantuve lejos, es por qué estabas tan lejos.

Me siento a mirar, a contemplar aquí adentro.

Luego de mirar, ¿sabes a qué conclusión llegué, preciada Amistad? Esta: que todo era mentira.

No soy tanta pretensión. No soy tanto disfraz. No soy ninguna de mis palabras.

No soy ninguna de las historias que dicen de mí, ni aun así las que me emboban tanto en desatar verborrea.

No soy nadie.

No existo realmente.

yonoexisto

Solo existe este adentro que siempre está aquí sentado. Solo existe este espacio que nunca se ha necesitado perdonar. Solo existe este centro alrededor del cual el mundo juega a existir.

¿A quién voy ahora a defender? ¿A quién voy a disfrazar? ¿En quién se va a apoyar la lástima que mantenía vivos mis dramas?

Estás aquí, adorada Amistad. Siempre lo has estado.

Te veía lejos porque no sabía mirarte.

Soy uno contigo cuanto logré comprenderte. Logré comprenderte cuando supe que soy uno contigo. Tu nombre no habla de dos, como yo creía. Tu nombre reza unidad. Tu verbo no dice “somos amigos”. Tu silencio más bien decreta: “Somos uno”.

No soy amigo cuando soy alguien más que mi amigo. Soy amigo cuando yo mismo soy ese mismo amigo. Soy amigo cuando yo mismo soy mi mismo amigo.

Qué locura, cuando a mi amigo le llamaba Tú.

Qué locura, haberte creído lejos.

¡Oh, amada Amistad!

sol.jpg.525.230.thumb

No Responses

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *