¿El sentido de la vida?
¿Y qué sentido tiene pedirle a la vida un sentido?
Tenemos mucho más: posibilidades.
Tenemos la enormidad del infinito a nuestra disposición.
Podemos ir, hacer y ser lo que queramos.
Podemos encerrarnos en nuestra pensadera si así lo elegimos.
Tenemos un conjunto de emociones a las que aferrarnos con comodidad.
Podemos también abrirnos a la gloria de ser libres en este mundo.
Podemos correr, crear, vibrar, sentir, escalar, profundizar.
Tenemos dones, saberes, fuerzas y oportunidades inexploradas.
¿Acaso queremos estar sentados esperando que llueva felicidad?
¿Acaso no queremos vivir por nosotros mismos esa plenitud?
Desenvainemos y desarrollemos todas nuestras armas.
Hagamos, disfrutemos, reflexionemos, percibamos, equivoquémonos, glorifiquemos.
Existamos aquí con toda nuestra consciencia, con todo nuestro ser.
¡Y que viva la vida!
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