Devolver bien por mal.

Devolver bien por mal. Porque, ¿qué ganas multiplicando aquello que aborreces? ¿Qué de provecho hacer tuya una energía con la que te corroes a ti mismo?

Qué difícil es sentirte herido. Hay un dolor a sanar que clama en tu sangre. Y queriendo acallar esa ebullición, sueñas con sacarle la lágrima al vecino. ¿Qué mayor incremento a tu dolor que expresarlo al mundo? ¿Hasta cuándo darle vueltas a una tormenta que lucha con ansias por acabar?

Escucha el sopor de tu alma. Porque el sentido de víctima que en ti grita, se hace visible cuando le pones tu atención. Y visible el ogro, es visible el fantasma. Y atravesando la ilusión, la luz que discierne el mundo te devuelve bien por tu mal.

No hay sanación mayor que una presencia animosa en ti.

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