Venero desde el silencio la tenue mirada que susurra el viento.

Venero desde el silencio la tenue mirada que susurra el viento. Bajo las lozas del templo inclino mi rodilla presenciando el ordenado caos que clama el fuego. Sereno en mi alegría domino el cielo de mi sentir que la tierra llama. Oro a la vida que estoica calla la esencia que del río emana.

Libre en las alturas me elevo penetrando mi ser la lejanía nostálgica del Aquí a velocidades raudas. Mi luz se crece en toda su gloria olvidando lo solitario de un yo. Celebro la chispa que de la nada surge estallando en sonrisas de paz.

He aquí la verdad que en secreto gobierna las eternidades en su humilde cetro. Éste es el saber que desde la calma rige ostentoso de estar vacío. Un verbo enseña el centro del agradecer intocable que trasciende los tiempos en su permanente estar. Contemplo dentro de mi y, entre todo lo fugaz, está contemplando dentro de mi, aquello que llamo: Presencia.

No Responses

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *