¿Qué tanto quieres ser feliz?

¿Qué tanto quieres ser feliz? ¿Qué haces para lograrlo?

Siempre vives: Caminas, tropiezas, caes y te levantas. Naces, creces, envejeces y mueres. Haces, deshaces, retrocedes y avanzas.

¿Qué diferencia hace en tu vida que quieras ser feliz? En una: que te resistes a la infelicidad.

Y tu resistencia te escuece como si quisieras alejar la brasa con tus manos, te remuerde como si quisieras borrar tus experiencias con una agresividad que solo logra desarmonizar la rectitud de tus pisadas. Te rebelas a un desasosiego que no es sino el resultado de esa rebeldía.

¿Y a qué te opones, pues? A esto: a que se te moleste en tu confortable sueño.

Tal vez no quieres ser feliz sino solo imponerle groseramente a la vida a que te deje dormir. Quieres comodidad, caminos verdes, frutos jugosos y cielo soleado. Tal vez no quieres ser feliz sino que sean servidos tus caprichos y veneradas tus ideas.

Del cielo viene sol, pero también lluvia. En la selva viven amigos pero también depredadores. Los caminos pueden ser delicados pero también pedregosos. La cama puede ser cómoda pero también ocurrirá que no tengas en dónde reposar tu cabeza.

¿Y qué hacer para ser feliz? Una cosa: Aceptar, que en medio de este impenetrable y enorme misterio que es la vida, no eres nadie.

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