Indefinible

¿Y quién podrá mover aquellas nubes borrascosas que amenazan con ocultar la calidez del sol eterno?

¿Y qué será esa fragancia indefinible que trae poco a poco el fuego de mi espíritu a mi debilitado cuerpo?

¿Pero qué son esos tambores que me llaman a tierra, nombrando la fuerza de mi ser?

Es que el bebé que está aprendiendo a gatear, ya empezó a correr. Desde que inhalé aliento de vida, ya inició mi despertar.

Pero cuánto vacío hay en esta habitación. Mis ojos no quieren abrirse ante los monstruos que agobian mis ánimos.

Dubitativo pero certero. Pasmado pero activo. Lleno de terror, pero atendiendo el fuego de mi corazón.

Son sensaciones las que me llevan a perseguir los pensamientos caprichosos de mi ángel y mi demonio. Lo desconocido es lo que me niego a conocer intentando saber.

Pero qué dirá la sociedad, si tan solo traspaso la ventana y salgo volando por el aire como si nadara con ligereza y luego amprendiera los cielos dejando atrás el peso de mis pasados.

Y cuánto se resistirán las borrascosas nubes si enciendo una vela y no hago nada sino observarla silencioso, como si no necesitara que sea de día para sentir dentro de mí la luz del sol eterno.

Es misteriosa, la vida. Es grande, el alma que no se resigne a sus miserias rutinarias, que lucha con su muerte reconociendo que perderá, agradeciendo aun así que tiene una causa para levantar el poder de su espada.

Y es dulce la fragancia del miedo, cuando el amor quiere trascenderlo todo.