Fuerza, caminante.

El que la tormenta oscurezca los cielos no hace que la pradera sea menos verde.

El que tu camino cruce bosques penumbrosos no disminuye el calor del sol.

Ánimos, caminante. El cansancio es calculado, el dolor ya ha sido previsto.

Solo debes continuar. A tientas, a gatas, a gotas. Demora lo que quieras, no existe el tiempo.

O ríndete si te apetece, pues eso también es continuar.

Solo debes permanecer. El sol levantará su brillo tal como ha sido previsto, y luego se esconderá detrás del mundo tal como ha sido previsto. Las tormentas cercarán aun más tu camino. El rojo de las rosas será olvidado.

Permanece velando la noche.

Sostén tu entusiasmo, porque la hoguera está encendida. El Padre cuida a su hijo amado si éste cuida de sí mismo. Las alimañas son escurridizas, su existencia no tolera la alegría de tu mirada.

Permanece, caminante. No te vayas tras la primera chispa. La magia principal que posee la oscuridad es disfrazarse de luz, para así hipnotizarte y atraparte en su delirio.

Sigue mirando la noche en su esplendor. No hay otro condición para atravesarla.

Y que vibre tu espina de gozo. El sol ya ha sido invocado, y nada puede detenerle.

No esperes aún por el sol, mientras él no haya llegado. Pero mantente en consonancia con tu momento presente, en el que la oscuridad aprieta un poco más antes del amanecer. Es el momento en el que, desde la hora de la noche en que añoras la luz, invocas al sol.

Y que con alegría resuene solitario tu canto entre las verdes praderas llena de rosas rojas, orquídeas sublimes y aromáticas hadas.

Escucha, caminante. Escucha la voz de tu corazón. Yo soy esa posibilidad en ti que resplandece de paz en todas tus circunstancias, sean del color que sean. Escucha a ese punto en ti que nunca ha sido ensombrecido por el camino porque vive el camino con toda la intensidad de su existencia y sin juzgarle.

Sigue invocando tu luz. Sigue despertando. Sigue tocando la puerta para entrar. Y solo permanece, tal como ha sido previsto.

Y levanta tus ganas de vivir. Pues tú mismo abrirás la puerta, desde adentro.

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