Teo-rema

La cuestión es, hacia dónde estás yendo.

Sí, el presente es todo lo que existe y existirá por los siglos de los siglos, amén. Y no, no puedes ir hacia ninguna dirección porque tú estás siempre en el centro de eso que eres.

Yo lo diria así:

Tienes una función continua con una coordenada x a través de una dimensión de tiempo, siendo la coordenada y una medida subjetiva de bienestar personal.

Si te ubicas en un determinados punto en el tiempo, tu cuerpo recuerda cómo se siente entonces, según la intensidad en equilibrio de la experiencia. La fuerza que pusiste en rechazar ese momento hala la curva hacia abajo, mientras que el disfrute de tu presencia la eleva.

El punto es que, si demarcas un límite en un punto cerodimensional y te olvidas del resto de la curva, ves que en ese instante infinitesimal cabe sin embargo una pendiente. Lo que en unos casos llaman velocidad, el momentum de cuánto está subiendo o bajando la intensidad. Y si la velocidad sigue siendo continua, puedes derivar su aceleración, y la de ella recursivamente, hasta observar una aproximación previsible del objetivo más lejano posible.

Así pues, en este presente infinitesimal, caben las infinitas posibilidades de la vida.

Dirigirte al lugar que tú deseas estar no tiene que ver con planear mentalmente tu vida. Se trata de, desde el centro de eso que eres, asumir la fuerza, la intencionalidad y la fe total y ciega de ya estar ahí. Sin tiempo, ahora.

Y desde esa confianza y autovalor, de donde brota toda función temporaria, sí, planear mentalmente tu vida.

Todos los puntos de la curva continua tienen un resultado. Es decir, que siempre has vivido dirigiéndote a algún lugar. Tal vez nunca viste a dónde. Tal vez te dejaste arrastrar por la campana gaussiana que lleva indirecta pero inevitablemente hacia el fin.

Sabes en este momento, ¿hacia dónde estás yendo?

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