Todos decimos

Dicen que todos somos iguales.

Y en el momento en que dicen esto, todos saltamos en rebeldía. !Qué casualidad, que todos, igualmente, saltemos en rebeldía! ¿Será que sí, todos somos iguales, pues todos nos creemos diferentes?

Dicen que la sociedad está enferma.

Y respecto a esto que dicen, todos decimos lo que dicen. ¡Pero mira! La sociedad está compuesta por todos nosotros que decimos que ella está enferma. ¿Será que está enferma porque todos decimos que lo está? ¿O tal vez la sociedad no existe, sino solo existimos todos nosotros diciendo lo que dicen?

Dicen que todos estamos presos, que somos esclavos.

Y cuando dicen estas cosas, todos nos quejamos. Establecemos todos una cárcel cuyas paredes consisten en que estamos todos quejándonos. Pero sin embargo, todos somos libres hasta el extremo de poder refugiarnos en la prisión y esclavitud de quejarnos por no ser libres.

Dicen que necesitamos todos un gobernante.

Y lo dicen sabiendo que la incertidumbre de creernos diferentes voltea la cara de la moneda y caemos todos en creernos iguales. Pero sucede que ningún gobernante es necesario sino que existe porque todos necesitamos que la incertidumbre de creernos diferentes voltee la cara de la moneda.

Dicen también que es malo saltar en rebeldía.

Y como respuesta a esto que dicen, todos volvemos a saltar en rebeldía. Pero todos nos creemos lo que dicen, que es malo hacer esto. Y así es doblemente malo para todos: Por hacer lo malo y por creernos lo que dicen. Tras darnos cuenta todos de esto, de nuevo saltamos en rebeldía, evitando saltar en rebeldía para decir que no nos creemos lo que dicen. Y así seguimos, creyéndonos todos lo que dicen.

Dicen por otro lado que es admirable saltar en rebeldía.

Y a los que más alto saltan los alabamos, creyéndoles diferentes. Y así es doblemente malo para todos: Por creernos todos iguales al creerlos a ellos diferentes, y por alabar a aquellos que, por ser iguales a todos, saltan en rebeldía creyéndose lo que dicen.

Dicen que algún día seremos todos libres.

Y todos nosotros repetimos esto que dicen, bañados todos con el aroma engañoso de la esperanza. Y este aroma es prisión y esclavitud, pues nos quedamos todos repitiendo lo que dicen. Nos bañamos de esperanza pues preferimos todos la promesa de ser libres a reconocer que ya todos lo somos.

Dicen luego, tras mucho decir, que es mentira lo que dicen.

Y todos nosotros, tras mucho creernos lo que dicen, somos por fin libres.

diferente

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